Juan Rojas
Juan Rojas, cual fantasma matricial de la obra que lo construye y
deconstruye, es un ser transparente como su obra, metafórico como su lenguaje,
manifiesto inequívoco de una sensibilidad meta-artística. Su hiperatmósfera
comenzó en Cuautitlán, Estado de México, en donde dialécticamente solitario en
medio de la multitud, en el aislamiento voluntario se mimetisa con objetos
magnéticos y mecánicos, siempre en busca de fusiones eclécticas. Éstas se
manifiestan únicas frente a la naturaleza que tocan y convierten en
reencuentros geométricos orgánicos. Su escultura tiene vida, respira, se mueve
entre las miradas y el tacto: levita.
Se infiltra en el meditar constante para robarle sonido al viento y
justificar la pérdida de razones, el arte es simple en sus suspiros, se
manifiesta fortalecido y convincente, hasta en los mínimos desatares de
revoluciones virtuales y electrónicas
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